
Este mago es una leyenda y ya lo era hace décadas. Muchos magos se hacen míticos después de muertos, sin embargo, este genio tiene mucho acumulado en su gran vida mágica para considerarse una leyenda.
Hace treinta años ya se contaban efectos fascinantes de la mente prolija de Antón. Se contaban fantasías como cuando en una época llamaba todos los días a Juan Tamariz contándole las ideas de ese día. Su creatividad era tan fértil que desbordaba y estas ideas como venían se iban. Ha navegado entre diferentes estilos de magia, de elementos, de escenarios y no ha parado de crear por donde pisaba. Impresiona ver cómo fue el primero en usar ordenadores e impresoras para hacer una magia memorable. O como ha usado los animales como trampa o apoyo en la magia, como aquel juego con el pulpo. Realiza juegos ficcionales o realistas, pero siempre con una imaginación que llega a ser envidiable. Incluso. combina la ficción con la realidad bailando entre medias con la magia como acompañante.

Antón tiene la capacidad de ver a un lado de donde mira la mayoría de las personas. Sabe auparse por encima de los efectos viendo lo que hay detrás, lo toma y nos deja ver como compone un nuevo efecto. Convive con la creatividad como un amigo inseparable y parece que es el filtro con el que mira la vida. Crea siempre un ambiente de trabajo a su alrededor buscando que la magia sea el epicentro de la conversación y los efectos los temas a tratar. Ha ayudado a magos jóvenes buscando su crecimiento con la intención de que se hicieran grandes magos. Y dentro de su Galicia querida ha recorrido todos su rincones consiguiendo que la magia sea, no sólo querida, sino respetada.
Tenemos la suerte de que sigue activo y queda mucho genio por descubrir. Antón López es de esos magos que cuando estás tranquilo entre compañeros sientes que tienes suerte de ser contemporáneo de este gigante.

No olvidéisel número 3. En el publicamos dos artículos completísinosa sobre el Mago Antón: «Antón,: la magia en permanente ebullición» de Román García e «Insólito por antonomagia» de Eloy Fernández Mateos.