
Dificil saberlo. Pero cuando el 7 de agosto de 1905, el mago David Devant estrenó «La mujer mariposa (Mascot Mot) », su socio, John Nevil Maskelyne, exclamó: Es el truco más complicado que jamás he visto“. A Devant se lo había inspirado un sueño, un ámbito donde todo es posible y traducir esa libertad sin límites de los sueños al terreno de lo real es enormemente difícil. Devant extendía los brazos y hacía aparecer de la nada una mariposa con cabeza de mujer que sentía una fatal atracción por la luz de unas velas. Cuando se aproximaba peligrosamente a la llama, a punto de prender en sus sutiles alas de colores, la mujer mariposa las replegaba sobre su rostro y se desvanecía en el aire.

Para Devant era el mejor de los juegos que había concebido a lo largo de su vida mágica, su obra maestra. La mujer y su vestido de mariposa se abatían hasta desaparecer, dejando un rastro de humo flotando en el aire.
Casi ochenta años más tarde, Doug Henning incorporó este efecto al espectáculo teatral « Merlín » estrenado en Broadway en 1983. Henning fue el renovador de la magia de escena en los años 70 inspirado en los movimientos alternativos, la filosofía oriental y específicamente en los Vedas y el auge de la performance en los 60 y 70. Encargó a Jim Steinmeyer y John Gaughan que «La mujer mariposa » no desapareciera para siempre.